No es posible que cada lunes que uno vaya a trabajar por la calle El Espino se encuentre una nueva construcción o un muro dividiendo las futuras lujosas construcciones y eso es lo que nos permiten ver los caminos pues dicen que desde el cielo, la vista hacia “el bosque” es crítica.
Muchos podemos escribir hasta que se nos caigan las teclas de las computadoras, los lectores nos podemos enojar por la deforestación y hacer llamados de atención en los medios de comunicación masiva, pero al parecer no es suficiente para detener la tala indiscriminada del llamado “pulmón de San Salvador”, menos mal que era esa parte importante porque si fueran las uñas, el pelo u otra parte menos importante que sería.
Con pesar declaro que me indigna sobremanera el trabajo del ministro del medio ambiente, alcaldía de San Salvador, alcaldía de Antiguo Cuscatlán y OPAMSS por permitir la destrucción de este bosque y sería bueno que el presidente de la republica lo tenga en agenda para evitar las futuras construcciones y si es necesario que les compre en nombre del gobierno esos terrenos para mantenerlos.
Me recuerdo que el primero que regalo (a su manera era devolver de la reforma agraria) una parte del bosque a los “paupérrimos” Guirola fue el ex presidente Cristiani, luego le regalo una porción a la “pobre” universidad Matías Delgado, después se han hecho centros comerciales, condominios, zonas residenciales y hasta relaciones exteriores fue construido allí por los areneros.
Al parecer la opinión pública ya está acostumbrada a esta destrucción, solo al principio muchas personas trataron de impedir la construcción, organizaciones sociales y ambientales se pronunciaban, estamos a tiempo de cambiar nuestro futuro.