Néstor Martínez*
colatino
La Democracia, quiere decir “poder del pueblo”, pero la realidad nos plantea lo contrario: es un concepto bajo el cual se escudan las más abyectas intenciones y, lo peor, la democracia sirve para burlar al pueblo, tal como sucede y ha sucedido en la historia salvadoreña, lo que nos ha llevado hasta a guerras internas, golpes de Estado, entre otros reclamos legítimos violentos.
Recordemos que al PCN y al PDC, el pueblo decidió desaparecerlos, pero una componenda en la Corte Suprema de Justicia, los devolvió a la vida, siendo la Corte Suprema de Justicia la burladora de la decisión del pueblo; recordemos, un poco más atrás en la historia, que el PCN fue el promotor de los regímenes militares represores y ahogadores de la democracia, cuyo costo fue una guerra civil entre hermanos, cuyos resultados en muertes y atraso ya conocemos; y recordemos que el origen del PCN es la corrupción y la muerte.
Volvamos al presente. Contra toda decisión del soberano pueblo, la derecha se recompone, empieza a mover sus piezas para obstaculizar al nuevo gobierno, representante de las legítimas aspiraciones del pueblo, y ¿adivinen quién es el que encabeza este atentado contra la voluntad popular?, Ciro Cruz Zepeda, secretario general del PCN, en alianza con ARENA, asume la presidencia de la Asamblea Legislativa, insisto, en contra de los vientos de cambio manifestados en las elecciones pasadas.
Y como por la boca muere el pez, le recuerdo al Señor Cruz Zepeda, sus palabras: “Cualquier posición que adopten las organizaciones nosotros las respetamos, pero no van a incidir en la toma de decisión de 47 diputados”.
¿Qué quiere decir con esto? Primero, detrás de estas palabras, hay una interpretación torcida, muy de moda, de la Democracia: la mayoría manda.
Y bajo este vulgar concepto de la Democracia, es que la derecha rehusará todo diálogo, anuncia que el próximo gobierno deberá seguir atenido a los deseos de la derecha extrema y atrasada representada por ARENA y sus satélites PCN y PDC.
Cuando se habla de vientos de cambio, del desastre del capitalismo, de combatir la corrupción local, de aplicar la justicia, de verdaderamente liberarnos y dejar de ser un pueblo sometido a la derecha, de avanzar hacia un futuro promisorio, la derecha sigue viviendo del pasado, defendiendo a las mafias de las que se nutre, impidiendo que el soberano pueblo haga su voluntad.
Esos 47 diputados son la garantía de la continuidad del atraso y serán los culpables de que El Salvador no salga del atolladero en que nos deja la derecha, no en 20 años de gobierno, sino en siglos de sometimiento.
También dijo Ciro Cruz Zepeda que “la derecha no tiene la culpa” de que les favoreciera las elecciones, y ¿qué querrá decir cuando afirma que las elecciones fueron “para que la derecha se unificara, para poder desarrollar una serie de actividades”?
De seguro, estimado lector, usted ya tiene las respuestas, porque son varias.
Así que las siguientes palabras, también de Ciro Cruz Zepeda, carecen de sentido real, son verdaderamente huecas: “A los que protestaron por mi elección, les pido que trabajemos juntos por el bien de la población”, ¿ a quienes se las está dirigiendo de verdad? Que se sepa, por lo anterior, al pueblo no, ni al FMLN.
Tarde o temprano, el descontento de estos atentados contra la voluntad de la soberanía del pueblo, se va a traducir en que la derecha verdaderamente va a perder todo el poder, y pasará a ser un club de viejos dinosaurios impedidos de evitar los cambios que de manera urgente demanda el pueblo salvadoreño.
Y no voy a olvidar sus palabras, señor Cruz Zepeda, como tampoco olvido las de ese diputado Rafael Machuca, otro viejo dinosaurio que ya debió de jubilarse, que una vez, en esos madrugones a los que nos quedábamos los reporteros dijo, para refutar todo razonamiento de la izquierda: “Qué culpa tenemos de que nosotros la derecha seamos la mayoría, aunque les duela”.
El pueblo no debe, así como yo no olvido, olvidar éstas ofensivas palabras, esta manifestación de falsa democracia, y debe preparase para nuevos desencantos, saber que mientras no desalojemos a la derecha de la Asamblea Legislativa, que hará todo lo posible aplicar las viejas prácticas del poder político, y que por todos los medios de comunicación a su disposición tratarán de hacernos ver que eso es “democracia”, “desarrollo” o “modernización”, no saldremos del desarrollo.
Con la elección de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, demostramos que tenemos fuerza, que el primer paso ya lo dimos, tenemos que dar el segundo, y alguna vez, cuando seamos mayoría en la Asamblea Legislativa, le diremos a la derecha, a Ciro Cruz Zepeda, a Cristiani y todos aquellos atrasados, que no tenemos culpa de que seamos mayoría”, y que se preparen porque viejos bueyes no podrán subirse al carro moderno del desarrollo.
*Periodista/Escritor
colatino
La Democracia, quiere decir “poder del pueblo”, pero la realidad nos plantea lo contrario: es un concepto bajo el cual se escudan las más abyectas intenciones y, lo peor, la democracia sirve para burlar al pueblo, tal como sucede y ha sucedido en la historia salvadoreña, lo que nos ha llevado hasta a guerras internas, golpes de Estado, entre otros reclamos legítimos violentos.
Recordemos que al PCN y al PDC, el pueblo decidió desaparecerlos, pero una componenda en la Corte Suprema de Justicia, los devolvió a la vida, siendo la Corte Suprema de Justicia la burladora de la decisión del pueblo; recordemos, un poco más atrás en la historia, que el PCN fue el promotor de los regímenes militares represores y ahogadores de la democracia, cuyo costo fue una guerra civil entre hermanos, cuyos resultados en muertes y atraso ya conocemos; y recordemos que el origen del PCN es la corrupción y la muerte.
Volvamos al presente. Contra toda decisión del soberano pueblo, la derecha se recompone, empieza a mover sus piezas para obstaculizar al nuevo gobierno, representante de las legítimas aspiraciones del pueblo, y ¿adivinen quién es el que encabeza este atentado contra la voluntad popular?, Ciro Cruz Zepeda, secretario general del PCN, en alianza con ARENA, asume la presidencia de la Asamblea Legislativa, insisto, en contra de los vientos de cambio manifestados en las elecciones pasadas.
Y como por la boca muere el pez, le recuerdo al Señor Cruz Zepeda, sus palabras: “Cualquier posición que adopten las organizaciones nosotros las respetamos, pero no van a incidir en la toma de decisión de 47 diputados”.
¿Qué quiere decir con esto? Primero, detrás de estas palabras, hay una interpretación torcida, muy de moda, de la Democracia: la mayoría manda.
Y bajo este vulgar concepto de la Democracia, es que la derecha rehusará todo diálogo, anuncia que el próximo gobierno deberá seguir atenido a los deseos de la derecha extrema y atrasada representada por ARENA y sus satélites PCN y PDC.
Cuando se habla de vientos de cambio, del desastre del capitalismo, de combatir la corrupción local, de aplicar la justicia, de verdaderamente liberarnos y dejar de ser un pueblo sometido a la derecha, de avanzar hacia un futuro promisorio, la derecha sigue viviendo del pasado, defendiendo a las mafias de las que se nutre, impidiendo que el soberano pueblo haga su voluntad.
Esos 47 diputados son la garantía de la continuidad del atraso y serán los culpables de que El Salvador no salga del atolladero en que nos deja la derecha, no en 20 años de gobierno, sino en siglos de sometimiento.
También dijo Ciro Cruz Zepeda que “la derecha no tiene la culpa” de que les favoreciera las elecciones, y ¿qué querrá decir cuando afirma que las elecciones fueron “para que la derecha se unificara, para poder desarrollar una serie de actividades”?
De seguro, estimado lector, usted ya tiene las respuestas, porque son varias.
Así que las siguientes palabras, también de Ciro Cruz Zepeda, carecen de sentido real, son verdaderamente huecas: “A los que protestaron por mi elección, les pido que trabajemos juntos por el bien de la población”, ¿ a quienes se las está dirigiendo de verdad? Que se sepa, por lo anterior, al pueblo no, ni al FMLN.
Tarde o temprano, el descontento de estos atentados contra la voluntad de la soberanía del pueblo, se va a traducir en que la derecha verdaderamente va a perder todo el poder, y pasará a ser un club de viejos dinosaurios impedidos de evitar los cambios que de manera urgente demanda el pueblo salvadoreño.
Y no voy a olvidar sus palabras, señor Cruz Zepeda, como tampoco olvido las de ese diputado Rafael Machuca, otro viejo dinosaurio que ya debió de jubilarse, que una vez, en esos madrugones a los que nos quedábamos los reporteros dijo, para refutar todo razonamiento de la izquierda: “Qué culpa tenemos de que nosotros la derecha seamos la mayoría, aunque les duela”.
El pueblo no debe, así como yo no olvido, olvidar éstas ofensivas palabras, esta manifestación de falsa democracia, y debe preparase para nuevos desencantos, saber que mientras no desalojemos a la derecha de la Asamblea Legislativa, que hará todo lo posible aplicar las viejas prácticas del poder político, y que por todos los medios de comunicación a su disposición tratarán de hacernos ver que eso es “democracia”, “desarrollo” o “modernización”, no saldremos del desarrollo.
Con la elección de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, demostramos que tenemos fuerza, que el primer paso ya lo dimos, tenemos que dar el segundo, y alguna vez, cuando seamos mayoría en la Asamblea Legislativa, le diremos a la derecha, a Ciro Cruz Zepeda, a Cristiani y todos aquellos atrasados, que no tenemos culpa de que seamos mayoría”, y que se preparen porque viejos bueyes no podrán subirse al carro moderno del desarrollo.
*Periodista/Escritor
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