Renuncie por favor

Carta abierta a la señora Marisol Argueta de Barillas (Canciller de la República de El Salvador).

De un salvadoreño avergonzado.

Señora Argueta de Barillas: Es de conocimiento público que su persona visitó los Estados Unidos de América, recientemente. Concretamente me refiero a su discurso atentatorio del 18 de septiembre de este año en el American Enterprise Institute, en Washington D.C.

Digo atentatorio, porque su discurso no tiene nada que ver con la democracia que promueve su partido Arena. Y digo su partido Arena, porque sus palabras distan mucho de un discurso de una verdadera Canciller de la República; es obvio que usted no habló temas de política exterior para los intereses del pueblo salvadoreño, sino que habló por los intereses de su partido político, ante el inminente gane del partido FMLN, para las elecciones próximas.

Es preocupante que su persona viaje y haga giras de campaña proselitista disfrazada de "Canciller". Usted mal utiliza el cargo público que ostenta, lo hace para intereses partidarios. Me imagino que su salario como funcionaria de alto nivel es lo bastante elevado como para exigirle que se dedique a trabajar como Canciller y no como proselitista.

Déjeme preguntarle, y por favor sea sincera, cuánto dinero del Estado invirtió en su gira proselitista?, a saber el costo del boleto aéreo, la estadía en hoteles, las comidas, los suvenires, y las horas de trabajo; recuerde que no es su dinero, sino el del pueblo, aunque esto resulta irrelevante ante el gravísimo error y abuso de valerse de su cargo público para intereses particulares y de terceros.

Que yo sepa, si los salvadoreños pagamos impuestos no es para que usted se pasee por Estados Unidos, pidiendo el salvavidas monetario y político, para que Estados Unidos intervenga en asuntos internos del país. Para empezar, nosotros no le hemos pedido a usted que vaya a llorarles desesperadamente a los norteamericanos, para que vengan en nuestro auxilio a "rescatarnos" de la izquierda, como usted lo hizo: Help us plis!

Déjeme contarle que hoy, más que nunca, El Salvador está viviendo el sentido de la democracia. Las encuestas lo dicen. Y ustedes lo saben muy bien, demasiado bien. El salvadoreño ya no soporta el ambiente fatalista que se vive por las erradas decisiones del gobierno de Arena, a lo largo de los casi 20 años que han ostentado el poder. Y como consecuencia de su desacertado gobierno, El Salvador pide el cambio. Un cambio de rumbo, que implique oportunidades verdaderas para todos los salvadoreños y salvadoreñas : una mejor vida, un mejor futuro; ese es el sentimiento, hoy por hoy, de un porcentaje bastante considerable de compatriotas.

Entonces, señora Canciller, por qué usted pide a otro país que intervenga para robar el sueño, el anhelo y las esperanzas de buena parte de El Salvador? Que acaso no le está permitido al salvadoreño decidir sobre su futuro? Tengo entendido que, de acuerdo a la Constitución, la Soberanía reside en el pueblo, y el pueblo quiere un cambio de gobierno; de ahí que deba respetarse su voluntad y sujetarse a ella. Pero usted hace todo lo contrario. De acuerdo al Tribunal de Ética Gubernamental, su conducta raya en lo inmoral. Utilizar fondos del Estado, y su investidura de Canciller de la República, para hacer propaganda partidaria es deshonesto. Si para eso usted ha llegado a ocupar ese cargo, por favor, DIMITA YA! Suficiente tenemos con que el Presidente de la República viva eternamente de la propaganda, como para aceptar que ahora sus súbditos sigan el mismo papel, pasando por alto el texto constitucional.

Su conducta advierte una notoria ignorancia de derecho internacional, o es tal su procacidad que aún conociendo el derecho, no lo toma en cuenta? Déjeme refrescarle su memoria, por si acaso se le escapan los principios básicos contenidos en la Carta de las Naciones Unidas, y mencionarle algunos de los más importantes: igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos, de la igualdad soberana y la independencia de todos los Estados, de la no injerencia en los asuntos internos de los Estados, de la prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza y del respeto universal a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos y la efectividad de tales derechos y libertades.

Creo que es más que evidente la falta gravísima que ha cometido, con el discurso pronunciado al que me he referido en un inicio, es una falta ante la Patria, porque ha pedido la injerencia extranjera en asuntos privativos de El Salvador; ha faltado al cargo que se le ha confiado, pues ha usurpado las funciones de un Canciller para proselitismo político; le ha faltado a la democracia, porque busca imponer su deseo partidario de dominio a cualquier costo; le ha faltado a la soberanía del pueblo, porque pisotea la voluntad que el pueblo salvadoreño está manifestando en las encuestas por un cambio de gobierno; le ha faltado al territorio de El Salvador, llamándole "patio trasero de los Estados Unidos de América".

Señora Marisol Argueta de Barillas, usted no es una buena salvadoreña, es una vergüenza nacional. Y déjeme terminar haciendo la siguiente reflexión: La ayuda no viene del hombre, sino que de Dios.

Por respeto al pueblo salvadoreño: RENUNCIE YA!

Firma: Un salvadoreño avergonzado

Tomado del Blog Chichicaste.