El caso Luis Gómez Zarate

Wilfredo Mármol Amaya (colatino)

El viernes 27 de marzo me di la oportunidad de leer, en un matutino de alcance nacional, el escrito del conocido “ciudadano preocupado”, señor Luis Gómez Zárate, bajo el titulo 15 años defendiendo la libertad. Una brisa indómita despertó inquietudes, pensando de cara a las futuras generaciones de salvadoreños y salvadoreña, que más temprano que tarde, tendrán sobre sus espaldas la responsabilidad de conducir los destinos de la patria. Es un verdadero reto, pensando en nuestro mañana, la ardua tarea de dar lectura a este tipo de personajes, pues a seguir las líneas que emanan sus pensamientos, sólo mancillan ideas obcecadas que caracterizan a los plumíferos con tinta de dados cargados y de un servilismo a ultranza, en defensa visceral de los que han desfalcado el erario público, perpetuado la miseria y deshonrado a la patria, auscultada en lo que este singular personaje cuando señala “el amor a la patria, la valentía en la defensa de la libertad, la confianza en Dios y la necesidad de unirnos para combatir de frente aquellos que pretendían imponernos las cadenas de la esclavitud, por medio de un régimen oprobioso y perverso como el comunismo. Por eso considero siempre lo he manifestado: Que es preferible morir de pie por la libertad que subyugados por los comunistas”.

Esta lectura, no obstante la necesidad de expandir e inmortalizar el Principio de la Tolerancia como guía de una Cultura de Paz necesaria e impostergable para los salvadoreños, refleja una jerga bribona que se quedó anquilosada en las justificaciones que ocultan, deliberadamente, las páginas más tristes de la historia, teñida con la sangre de los más pobres y humildes, bajo el dedo inquisitivo de ser calificados como antisistemas y condenados a muerte por dicho delito.

Ahí está el empedrado de nuestro país de horrendas violaciones a los derechos humanos; veamos rápidamente para no pecar de miopía mal intencionada: a sólo 10 años de la Independencia patria, de 1821, la cabeza del Indio Anastasio Aquino fue “paseada” por toda la zona Paracentral como una amenaza al buen ejemplo, luego de coronarse Rey de los Nonualcos, el delito exigir desde la parroquia mejores condiciones de vida; cien años mas tarde, en 1932, alrededor de 30,000 campesinos y campesinas fueron brutalmente asesinadas por Maximiliano Hernández Martínez, bajo el argumento de ser hordas terroristas, para enmascarar el hambre, la miseria, el desempleo, analfabetismo así como las consecuencias del despojo de tierras ejidales por parte de los “antiguos recientes propietarios” y en el contexto de una de la más grandes recesiones económicas con sello internacional registradas por la historia, principalmente en los rascacielos del Wall Street; los triunfos populares en los procesos electorales, en los años 1972 y 1977 (y no fueron reconocidos) que agotaron la credibilidad en alcanzar el poder por la vía democrática, impulsó la lucha a través del conflicto armado, evidencia histórica de la continuidad de la lucha política, cuando se agotan las aspiraciones, a fuerza de represión para mantener los privilegios de los que detentan el poder económico.

Es bueno recordar al señor Gómez Zárate, que esa visión neo fascista no permite dimensionar la realidad salvadoreña, que previo al 1 de junio hace esfuerzos por dejar una herencia de una sociedad saqueada, en quiebra, endeudada, con un incertidumbre en las pensiones y privatizadas, al igual que el sistema bancario con iliquidez y sin política económica, con el agravante de la economía dolarizada; una sociedad caracterizada por la corrupción abanderada por los padres de la libertad. Esta caótica situación y el Articulo 88 de la Constitución de la República han depositado en manos del pueblo, su futuro. El pasado 15 de marzo el soberano ha dado su veredicto.

Por lo tanto, si hay necesidad de encontrar alternativas para que germine una nueva forma de entendimientos entre la sociedad salvadoreña, es un deber, una obligación moral, llámense asambleas populares, comités de barrios y todos los epítetos que registra el escrito de Gómez Zárate; un error imperdonable sería no organizar a la comunidad para garantizar que el fruto de la democracia y distribución de la riqueza nacional, negada históricamente por la avaricia y la injusticia social, llegue realmente a la inmensa mayoría de la población, como una nueva forma de construir país y futuro, abandonando el sistema injusto e inmoral, en manos de unos poco y que el “ciudadano preocupado” dice defender.

El nuevo gobierno debe garantizar, por tanto la organización de la población en todos los niveles, que no quede ningún rincón sin organización, sindicato en todo centro de trabajo, asociación, junta directiva comunitaria, mercados, escuelas, colegios.

El poder popular en manos de sus auténticos propietarios, la población, guiando y dirigiendo a su administrador, el gobierno. Parafraseando a un Alcalde recién electo, en las tierras de virola “Nunca más un proyecto popular sin el apoyo gubernamental, nunca más un proyecto gubernamental sin el apoyo popular.” Este es el punto y no esta sobre la mesa de la discusión. Por lo tanto la prioridad del gobierno a partir del 1 de junio debe ser la población civil y no exclusivamente las ganancias de los de siempre.

Ciertamente, en algo tiene razón, a la luz del escrito de Gómez Zárate “los salvadoreños no nacimos esclavos, sino que fuimos esclavizados”. El mes de marzo de 2009 una nueva página se escribió para abandonar el salvajismo provocado por el deseo ilimitado de la acumulación. Por lo tanto, a diferencia de lo que expresa Gómez Zárate los cambios que se anuncian no son el resultado de “la indiferencia ante los problemas nacionales y no escuchar las voces de alerta lo que ha permitido que nosotros mismos nos pongamos los grilletes de un gobierno comunista”.

Es precisamente el deseo de cambio, de justicia social con democracia económica y política, la que ha iluminado la conciencia ciudadana, a pesar de la defensa arbitraria e inútil disfrazada de libertad, tal es el caso del Movimiento Cívico Pro Patria, cuyo cargo vitalicio y jurásico representante recae sobre “el ciudadano preocupado” quien hoy por hoy se constituye como el coronel salvadoreño de las causas injustas y que además no tiene quien le escriba. Las nuevas y futuras generaciones tienen la palabra. ¡Viva El Salvador de todos y todas!