Hilda Miranda durante una vídeoconferencia en las instalaciones del IDHUCA, esta mañana. Al fondo, de izquierda a derecha, Benjamín Cuéllar, Guadalupe Espinoza y Roberto Burgos. Foto: Diario Co Latino/Melvin Rivas
Beatriz Castillo
Redacción Diario Co Latino
A pesar del dolor de perder a su hija de una forma cruel, Hilda María Jiménez, mamá de Katya Miranda, no dejó de buscar justicia y ahora que el caso podría ser juzgado no esconde su felicidad.
En una vídeoconferencia con los medios de comunicación hoy, Jiménez se mostró satisfecha por las investigaciones que han revelado la supuesta verdad que escondía el caso Katya Miranda.
“Son sentimientos encontrados, pero estamos feliz y pidiéndole a Dios que concluya y vaya a juicio para que caiga todo el peso de la ley a los responsables”, dijo visiblemente emocionada Hilda Jiménez. “Esperamos en Dios que todo se resuelva”, dice Jiménez, aunque no deja de resentir que las autoridades policiales, fiscales del país hayan tardado nueve años y diez meses para llegar a la verdad.
“Para mí fue terrible cuando me explicaron (la nueva hipótesis del crimen), pero Dios nos está dando una nueva oportunidad para que se pueda pagar por el crimen de Katya”, agregó la madre.
Al ser cuestionado sobre el sentimiento que ahora siente hacia su suegro y abuelo de Katya, dijo que lo que le inspiraba era “desprecio, indignación, lástima por tener él una mente diabólica y perversa” para planificar el secuestro de su propia nieta y después de que salieran las cosas mal violarla y asesinarla.
Ahora espera que la fiscalía pueda abrir un proceso paralelo contra de su ex esposo Edwin Miranda, por posibles abusos en sus dos hijas. Las investigaciones podrían ser sustentadas por las declaraciones que ofreció Gina Marcela, en su momento al ente fiscal, en donde habría dejado al descubierto una serie de manoseos.
En el 2008, Jiménez, en una entrevista concedida a este medio, dijo que siempre “presintió” que el responsable del crimen estaba dentro de la familia Miranda, por la cercanía de la niña y porque eran ellos quiénes estaban a cargo del cuidado de las dos menores de edad. “Era ilógico pensar que gente especializada en armas y militares no detectaran la presencia de gente ajena”, explicó la madre.
Por eso siempre existió una crítica al jefe de la División Antinarcóticos de la PNC, Godofredo Miranda (tío de Katya), por no indagar, sin embargo, hoy que se conoce que colaboró en las investigaciones, Jiménez se mostró agradecida con el ex jefe policial y entendió que no hacer bien la diligencia en la escena del crimen fue por defender a su familia.
Según la nueva hipótesis de la fiscalía, el abuelo de Katya Miranda fue quién sacó del rancho donde dormía la menor en compañía de su hermana. Esa versión coincide con el presentimiento de Jiménez. Ahora, a dos semanas que se cumplan 10 años del crimen solo espera que los Tribunales del “país” impartan justicia y castigo para los responsables.
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Aplicar justicia significa encerrarlos en prisión por los delitos cometidos; pero desde mi perpectiva personal, y poniéndome en el caso de que fuera mi hija la que fue objeto del delito, un encierro se quedaría corto. Un empalamiento en la vía pública podría ser uno de los castigos que se me pueden ocurrir; o como se pensaba en la antiguedad, pagar con la misma moneda.
Redacción Diario Co Latino
A pesar del dolor de perder a su hija de una forma cruel, Hilda María Jiménez, mamá de Katya Miranda, no dejó de buscar justicia y ahora que el caso podría ser juzgado no esconde su felicidad.
En una vídeoconferencia con los medios de comunicación hoy, Jiménez se mostró satisfecha por las investigaciones que han revelado la supuesta verdad que escondía el caso Katya Miranda.
“Son sentimientos encontrados, pero estamos feliz y pidiéndole a Dios que concluya y vaya a juicio para que caiga todo el peso de la ley a los responsables”, dijo visiblemente emocionada Hilda Jiménez. “Esperamos en Dios que todo se resuelva”, dice Jiménez, aunque no deja de resentir que las autoridades policiales, fiscales del país hayan tardado nueve años y diez meses para llegar a la verdad.
“Para mí fue terrible cuando me explicaron (la nueva hipótesis del crimen), pero Dios nos está dando una nueva oportunidad para que se pueda pagar por el crimen de Katya”, agregó la madre.
Al ser cuestionado sobre el sentimiento que ahora siente hacia su suegro y abuelo de Katya, dijo que lo que le inspiraba era “desprecio, indignación, lástima por tener él una mente diabólica y perversa” para planificar el secuestro de su propia nieta y después de que salieran las cosas mal violarla y asesinarla.
Ahora espera que la fiscalía pueda abrir un proceso paralelo contra de su ex esposo Edwin Miranda, por posibles abusos en sus dos hijas. Las investigaciones podrían ser sustentadas por las declaraciones que ofreció Gina Marcela, en su momento al ente fiscal, en donde habría dejado al descubierto una serie de manoseos.
En el 2008, Jiménez, en una entrevista concedida a este medio, dijo que siempre “presintió” que el responsable del crimen estaba dentro de la familia Miranda, por la cercanía de la niña y porque eran ellos quiénes estaban a cargo del cuidado de las dos menores de edad. “Era ilógico pensar que gente especializada en armas y militares no detectaran la presencia de gente ajena”, explicó la madre.
Por eso siempre existió una crítica al jefe de la División Antinarcóticos de la PNC, Godofredo Miranda (tío de Katya), por no indagar, sin embargo, hoy que se conoce que colaboró en las investigaciones, Jiménez se mostró agradecida con el ex jefe policial y entendió que no hacer bien la diligencia en la escena del crimen fue por defender a su familia.
Según la nueva hipótesis de la fiscalía, el abuelo de Katya Miranda fue quién sacó del rancho donde dormía la menor en compañía de su hermana. Esa versión coincide con el presentimiento de Jiménez. Ahora, a dos semanas que se cumplan 10 años del crimen solo espera que los Tribunales del “país” impartan justicia y castigo para los responsables.
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Aplicar justicia significa encerrarlos en prisión por los delitos cometidos; pero desde mi perpectiva personal, y poniéndome en el caso de que fuera mi hija la que fue objeto del delito, un encierro se quedaría corto. Un empalamiento en la vía pública podría ser uno de los castigos que se me pueden ocurrir; o como se pensaba en la antiguedad, pagar con la misma moneda.
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